¿DOLOROSO?


¿Debemos entender entonces que también es doloroso para Chile Vamos?

¿Doloroso? ¿Por qué debería ser doloroso para quienes promovieron el requerimiento ante el Tribunal Constitucional y para aquellos que defienden el respeto a la Carta Fundamental? Si asumimos que es doloroso para el Partido Socialista, ¿también debemos asumir que es doloroso para Chile Vamos? Resulta ilógico.

Si iba a causar tanto dolor, ¿para qué Chile Vamos solicitó su destitución al Tribunal Constitucional? Esta aparente contradicción debilita el mensaje de firmeza que se espera de un sector que promueve el respeto a la ley. El respeto a la Constitución debe ser firme y sin matices emocionales. No se trata de cargar con el dolor del Partido Socialista o de la senadora Allende, quienes evidentemente vulneraron el mandato constitucional. Mostrar empatía en este contexto es desvirtuar el principio de que la ley debe cumplirse, sin importar a quién afecte.

En lugar de resaltar el valor de hacer cumplir la ley, la declaración de Matthei parece entregar una señal de tibieza que no se condice con la gravedad del hecho: una senadora que vulneró la Constitución fue destituida. Esa es la consecuencia natural de incumplir las normas que nos rigen, y debe ser vista como un acto de justicia, no de dolor.

Al manifestar esta postura ambigua, Matthei envia un mensaje confuso, especialmente en un contexto político donde el respeto a la ley se ha visto tan cuestionado. No es el momento de cargar con el dolor de quienes no respetaron la Constitución, sino de reafirmar el compromiso con el estado de derecho.

Es momento de tener claridad: el cumplimiento de la ley no es doloroso para quienes luchan por ella, sino para quienes la vulneran. La política debe ser firme en defender la institucionalidad, sin concesiones emocionales que solo generan confusión.

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