REFLEXIONES DE ALBERTO MAYOL QUE SACUDIRÁN, NO TAN SOLO A LA UNIVERSIDAD DE CHILE.
FRENTE AMPLIO: (PINCHA AQUÍ) "La banalidad al Poder", por Alberto Mayol.
Alberto Mayol, sociólogo y académico de la Universidad de Chile, es un personaje cuya trayectoria académica y política no pasa desapercibida. Aunque discrepo con sus ideales políticos, es innegable que su formación y capacidad intelectual le permiten, realizar un necesario aporte y mea culpa respecto a la generación actual. Una generación que, como bien señala en sus críticas, carece de rumbo, profundidad y experiencia, siendo apoyada por un sistema universitario que ha privilegiado el proselitismo por sobre la excelencia académica.
Mayol, quien además de académico fue precandidato presidencial, ha sido un observador crítico de los movimientos políticos que en algún momento defendió. Este distanciamiento no solo denota una reflexión personal, sino también una visión clara de las falencias de un sistema que promueve discursos superficiales en vez de formar ciudadanos preparados para enfrentar los desafíos del presente y el futuro.
Sin embargo, es interesante también observar el contraste con su padre, Manfredo Mayol, periodista destacado y participante en el Gobierno Militar. A pesar de sus visiones políticas divergentes, su influencia parece haber dejado una huella en la mirada crítica de Alberto Mayol hacia el entorno que lo rodea. Quizás, sin proponérselo, su padre le inculcó la importancia de analizar el contexto con objetividad, una virtud que Alberto, aunque en un espectro ideológico diferente, demuestra cuando desnuda las falencias de la generación actual y el rol de instituciones como la Universidad de Chile en perpetuar estos problemas.
La crisis de la Universidad de Chile no es un fenómeno aislado. El proselitismo ideológico ha reemplazado el rigor académico, y esta universidad, que antaño era un faro de excelencia, hoy contribuye a la formación de líderes y profesionales carentes de las herramientas necesarias para pensar críticamente y servir al país con visión y responsabilidad.
Mayol, en su rol de académico, reconoce esto. Y aunque nuestras diferencias ideológicas son amplias, es justo reconocer que su capacidad de reflexión y autocrítica, incluso hacia sus propios círculos políticos, es un atributo que debería ser más común en los intelectuales que pretenden guiar a las futuras generaciones.
Esta situación, además, nos invita a replantearnos cómo queremos que nuestras universidades públicas operen. Deben recuperar su propósito fundacional: ser espacios de pensamiento crítico, pluralismo y excelencia académica. Y aquí, como sociedad, tenemos una responsabilidad ineludible. Si permitimos que instituciones como la Universidad de Chile sigan privilegiando la ideología sobre el mérito, estaremos perpetuando un círculo vicioso que hipotecará nuestro futuro.
Alberto Mayol, con su mirada crítica, nos deja una lección que debemos tomar en cuenta. Sin excusas ni posturas defensivas, es posible (y necesario) mirar hacia dentro y enmendar el rumbo, tanto en la política como en la educación.
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