TIK TOK ANTES DE LOS 13 AÑOS.
¿TikTok antes de los 13 años? Más que prohibir, hay que formar (y dejarlo por escrito).
Cada vez más padres se enfrentan a la misma pregunta: “¿Le permito a mi hijo o hija menor de 13 años tener TikTok?” Y la respuesta no es tan simple como un sí o un no. Porque detrás de esa decisión no solo está el acceso a una red social: está la responsabilidad de formar, acompañar y orientar a una persona que aún está en pleno desarrollo emocional, psicológico y moral.
Es importante saber que la propia plataforma TikTok establece como edad mínima los 13 años para abrir una cuenta. Esa restricción no es arbitraria: responde a la necesidad de proteger a los menores frente a contenido inadecuado, interacciones con desconocidos y exposición a una cultura superficial de validación permanente.
TikTok no es una aplicación inocente. Su algoritmo es adictivo y, en muchos casos, expone al menor a desafíos absurdos, bailes con connotación sexual, discursos ideológicos extremos y una presión constante por “encajar” o “ser visto”.
¿Estamos seguros de que un niño o niña de 11 o 12 años tiene las herramientas para enfrentar eso solo?
Tampoco se trata de prohibir por prohibir. Esa vía, sin diálogo ni formación, solo genera rebeldía y ocultamiento. Por eso propongo una herramienta concreta, formativa y muy efectiva: el Cuaderno de Reglas Digitales.
¿En qué consiste este cuaderno?
Es un cuaderno físico —sí, de papel— donde el padre o madre, junto al hijo o hija, escriben de común acuerdo las reglas para el uso de TikTok (o cualquier red social). Ahí se fijan condiciones claras: tiempo de uso, tipo de contenido permitido, conducta esperada, y consecuencias si no se cumplen. Además, se registra cada conversación importante, incidente o aprendizaje que surja en el camino.
¿Por qué por escrito? Porque cuando algo se escribe, se vuelve compromiso. Porque evita malentendidos. Y porque permite mirar hacia atrás y ver lo que se ha corregido, valorado o repetido.
Ejemplo de reglas que pueden incluirse:
1. La cuenta debe ser privada. Solo pueden seguirte personas conocidas y autorizadas.
2. Papá o mamá pueden revisar el contenido cuando lo estimen necesario.
3. No se publican videos en pijama, ropa interior ni con gestos provocadores.
4. No se responde mensajes de desconocidos. Se bloquea y se informa.
5. Tiempo máximo: 30 minutos al día. No se usa antes de dormir ni durante las tareas.
6. Si hay dudas sobre algún contenido, se conversa. No se castiga a quien dice la verdad.
7. Participar en un reto viral sin permiso implica suspensión inmediata de la cuenta.
Al final, padre o madre e hijo o hija firman el compromiso.
Ejemplo 1: Registro ante un evento (caso niña)
Fecha: 27 de marzo de 2025
Evento: Publicó un video bailando en pijama, imitando a una influencer.
Conversación: Se explicó que ese tipo de contenido puede parecer inofensivo, pero expone a miradas indebidas. La niña reconoció que no lo pensó.
Medida: Video eliminado. Se reforzó la regla 3. No hubo sanción por reconocer el error.
Firmas: Mamá / Hija
Ejemplo 2: Registro ante un evento (caso niño)
Fecha: 4 de abril de 2025
Evento: Quiso sumarse al “desafío del apagón” sin consultar.
Conversación: Se le explicó que algunos desafíos pueden ser peligrosos o absurdos, y que no se puede seguir lo que hacen los demás sin pensar.
Medida: Cuenta suspendida por 3 días. Se reforzó la regla 7.
Firmas: Papá / Hijo
¿Y qué pasa si ya se permitió?
Muchos padres pueden leer esto y pensar: “Ya lo autoricé, me equivoqué, debí haber esperado.” No hay culpa en eso. Criar no es un camino perfecto, es un proceso constante de aprendizaje. Lo importante es reconocer cuando algo pudo haberse hecho mejor, y tener la humildad y la valentía para corregir el rumbo. El Cuaderno de Reglas Digitales también sirve para esos casos: no como castigo, sino como oportunidad de ordenar, conversar y reconstruir acuerdos. Nunca es tarde para asumir el rol de formador con claridad y cariño.
Este cuaderno no es un libro de castigos. Es una herramienta de formación. Un puente para enseñar, guiar, corregir y acompañar.
Nuestros hijos no necesitan más pantallas, necesitan más límites, más presencia y más sentido común.
Y si eso queda por escrito, mejor aún.
Nota final:
Esta no es una solución absoluta ni una receta mágica. Es una propuesta concreta, pensada como una herramienta práctica para acompañar la formación digital de nuestros hijos. Cada familia sabrá adaptarla a su realidad, sus valores y su forma de educar. Lo importante es no dejar este tema al azar ni delegarlo en una aplicación.
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