NUEVA CONSTITUCIÓN Y DEMOCRACIA.

"Una nueva Constitución que, finalmente, si no queda en manos de sus gestores y de un líder que la proteja, la implemente y la refuerce, el sacrificio, de nada servirá".

No es cierto lo que se afirma en el “Compromiso: por la democracia, siempre”, un acuerdo firmado por el presidente Boric y otros cuatro exmandatarios. Chile, como se señala en dicho documento, jamás "ha gozado de una ininterrumpida democracia y de un orden constitucional estable". Una lástima que cinco personas que se suponen, deben conocer la historia de Chile, se coludan para afirmar una falacia, cuya verdad, es justamente lo contrario.

Basta tan solo con observar el intento de Golpe de Estado de octubre de 2019, ocurrido durante el Gobierno de Piñera. Lo que, en ningún caso fue –ni nunca ha sido– por culpa de las Fuerzas Armadas y de Orden. Al contrario, en esa oportunidad y en otras anteriores, con sus intervenciones, han impedido que caiga la democracia. También la han rescatado y después de fortalecerla, la han devuelto a la ciudadanía. Me imagino, más adelante, si alguna vez cae la democracia, la gran mayoría de los chilenos, va a querer recuperarla. Claro está, esta vez será sin un Gobierno Militar, los que ya hace más de 20 años atrás y antes de los políticos, a través de una iniciativa del ex Comandante en Jefe del Ejército, el General Juan Emilio Cheyre, dijeron: ¡NUNCA MÁS!

En reemplazo de esas históricas asonadas de cuartel impulsadas por la mala clase política de izquierda y derecha y de los descarados saqueos de las arcar del Estado, cada vez que la izquierda llega al poder, estimo que la Constitución que finalmente nos presentará la derecha, liderada acertadamente por el Partido Republicano –hasta ahora– pareciera ser la opción más aceptable y válida para impedir, que una minoría de la izquierda radical y extrema, en el futuro próximo, arrase con la democracia. Tal como lo han hecho hasta ahora.

Puede que no sea la Constitución ideal o la soñada por los más extremos de izquierda y derecha, pero pareciera –porque aún no la conocemos en profundidad– se ha convertido en una alternativa aceptable, que permite avanzar –no tanto como se quisiera– en la dirección adecuada, logrando reforzar el estado de derecho con sólidas esperanzas para recuperar el orden, la seguridad y un mayor respaldo jurídico al actuar –dentro de la ley– a las Fuerzas Armadas y de Orden. Del mismo modo, a los que son amantes de la democracia, los deja en un escenario bastante mejorado, para seguir luchando por el Chile que queremos, lejos de frscasados gobiernos comunistas, populistas, globalistas, totalitarios y al servil servicio de organismos internacionales que nos quieren arrevatar nuesta soberanía y el orgullo de ser chilenos.

Una nueva Constitución que, finalmente, si no queda en manos de sus gestores y de un líder que la proteja, la implemente y la refuerce, el sacrificio, de nada servirá. Una tarea –esperando que se haya aprendido la lección– debe ser permanente, siempre, de todos y donde jamás debieramos confiar nuevamente, en los políticos que se eternizan en el poder, eso sí sería un verdadero "Compromiso: por la democracia, siempre" y sin mentirle ni engañar a nadie.

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