TODOS TIENEN ALGO DE PATTON.

Los que protegen la democracia. Los otros la secuestran, la violan y se perpetúan en el poder.

Las Redes Sociales, especialmente de Estados Unidos, han despertado al General George Patton, uno de los más destacados comandantes militares de los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial. Conocido por su audacia, liderazgo carismático y enfoque agresivo en combate, jugó un papel clave en las victorias aliadas en el norte de África, Sicilia y la liberación de Europa occidental.

Lo han despertado para compararlo con Donald Trump, por su polémico lenguaje, que sin filtros, se ganó tantos admiradores como críticos.

Pero más allá de su procaz lenguaje, al igual que el General Patton, que no cedió ante las amenazas del fascismo en su época, Donald Trump se ha convertido en el muro de contención frente a las ideologías totalitarias que buscan socavar los principios fundamentales de la democracia. Mientras muchos políticos se doblegan ante las presiones del progresismo y el comunismo, Trump ha demostrado que no está dispuesto a ceder ni un centímetro de terreno. Su presidencia fue un ejemplo claro de que se puede gobernar con firmeza, defendiendo la soberanía y los valores democráticos sin sucumbir a las imposiciones de una izquierda radical que, bajo el disfraz del progreso, intenta imponer un pensamiento único.

Trump no solo protegió la democracia, sino que reforzó sus bases, asegurando que las decisiones se tomaran en función del bienestar de la nación y no de agendas globalistas que buscan debilitar las libertades individuales. Su lucha incansable contra las dictaduras de izquierda y su firmeza frente a regímenes como los de Venezuela, Cuba y China es una muestra clara de que no permitirá que el comunismo avance sin resistencia.

Es cierto que no es el candidato perfecto, y algunos hablan de él como el "criminal convicto" pero, al igual que los “príncipes azules”, esos candidatos perfectos no existen. Sin embargo, Trump parece ser el candidato que Estados Unidos necesita en este momento crítico de su historia. Lo vimos ya y lo estamos viendo ahora en Argentina con el gobierno de Javier Milei, y en Europa con Giorgia Meloni en Italia. Ambos líderes, al igual que Trump, han surgido para desafiar el avance de ideologías totalitarias y devolverle a sus países la defensa de los valores de la libertad y la soberanía. Estados Unidos necesita, más que nunca, un líder que esté dispuesto a hacer lo necesario para proteger su democracia, y ese líder, imperfecto pero esencial, es Donald Trump. Porque al final del día, lo que no puede ser bueno para uno, si lo puede ser bueno para una nación, país o Estado. Nada es gratis.

Es importante destacar que ni Trump, ni Milei, ni Meloni, ni Bolsonaro, en su momento, han considerado en su relato o gobierno el uso político de las Fuerzas Armadas y de Orden. A diferencia de regímenes totalitarios como los de Nicaragua, China, Cuba, Corea del Norte o Venezuela, que dependen del uso de sus fuerzas armadas para mantenerse en el poder y reprimir a sus opositores, estos políticos no buscan perpetuarse como dictadores o tiranos. Por el contrario, son defensores de la democracia. Trump, durante su mandato, no solo se abstuvo de emplear políticamente a las Fuerzas Armadas, sino que restringió su uso en conflictos internacionales, dando muestras claras de su espíritu democrático y su compromiso con la paz, a diferencia de los regímenes mencionados.

Así como Trump, Milei, Meloni, Bolsonaro o Bukele han surgido como figuras clave en sus respectivos países para desafiar al status quo, un posible triunfo de José Antonio Kast en las elecciones de 2025 sería una oportunidad para romper con la vieja y desprestigiada casta política de izquierda y derecha que han controlado y se han repartido el poder en Chile durante décadas, utilizando prácticas como el amiguismo, la “pitutocracia” y el engaño de “los grandes acuerdos” para su propio beneficio. Republicanos, un partido joven junto a Kast, que es un candidato que se distancia de esa élite política, se presentan como una alternativa fuerte y auténtica, comprometida con la recuperación de los valores republicanos y la soberanía nacional. Un candidato que podría ser sinónimo de unidad, esa que tan urgente necesitamos y que no puede estar en manos de cualquiera.

Si bien algunos podrían compararlo con figuras como Meloni, Bolsonaro, Trump, Bukele o Milei, Kast destaca por su estilo menos histriónico, más respetuoso y formal, pero igualmente firme y decidido en su lucha contra la izquierda, el comunismo, el progresismo y el “onunismo”. Es un líder que no teme enfrentar las ideologías que amenazan las libertades individuales y la identidad nacional, y que, con su enfoque claro y decidido, podría ofrecer a Chile un camino hacia una democracia más sólida, protegida de las influencias que buscan debilitarla desde dentro, frente a la ingenua inocencia de quienes creen que las batallas, contra un feroz adversario político, se ganan sin romper huevos.

En resumen, José Antonio Kast sigue siendo una opción presidencial y hasta ahora, la que mejor representa la unidad y el hastío a la desgastada, añeja y corrupta Casta Política de izquierda y derecha. 




Comentarios

  1. El único globalista servil a la ONU de los que ahí aparecen es Kast o porqué creen que Milei no se saca fotos con Kast desde que asumió la presidencia! Chile necesita nueva politica, fin a los partidps prebendarios!!

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  2. 👍👍👍👏👏👏

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  3. Frente al triunfo de Donald Trump, este miércoles 6 de noviembre de 2024, como Presidente electo de los Estados Unidos, retomo esta publicación para difundir lo que me parece que Chile necesita. Algo que por supuesto despierta pasiones y comentarios, que no siempre tienen respaldos serios y que caen en los mitos urbanos propios de la ignorancia de algunos, cada vez más alejados de las aulas, la academia, el análisis serio y los datos duros. Normalmente, los mismos de siempre, esos que creen que un candidato presidencial debe ser bueno para sus fines personales y no para Chile o el Bien Común de la mayoría. Algo que no todos tienen la capacidad de comprender.

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