OCURRIÓ UN 24 DE DICIEMBRE.



La canción "O Tannenbaum" es un villancico tradicional alemán muy conocido y cuya melodía ha trascendido fronteras. Su título significa "Oh, Árbol de Navidad" y hace referencia a la constancia y firmeza del abeto, que sin ser el motivo central de la Navidad, es uno de los símbolos que nos recuerda esta fecha.

Orígenes:

La letra proviene de una canción folclórica alemana del siglo XVI que originalmente no estaba relacionada con la Navidad, sino que exaltaba la fidelidad y la firmeza representadas por el árbol. Con el tiempo, la letra se fue adaptando y en el siglo XIX, Ernst Anschütz, un maestro y compositor alemán, le dio la forma navideña que conocemos hoy.

Letra Original en Alemán:

O Tannenbaum, o Tannenbaum,

wie treu sind deine Blätter!

Du grünst nicht nur zur Sommerzeit,

nein auch im Winter, wenn es schneit.

O Tannenbaum, o Tannenbaum,

wie treu sind deine Blätter!


Traducción al Español:

Oh árbol fiel, oh árbol fiel,  

qué leales son tus ramas.  

No sólo brillas en el verano,  

también en invierno con tu esplendor.  

Oh árbol fiel, oh árbol fiel,  

qué leales son tus ramas.


Significado y Simbolismo:

La canción resalta la firmeza y constancia del abeto, que se mantiene verde incluso en invierno, representando así la esperanza y la fidelidad.

La melodía de "O Tannenbaum" también ha sido utilizada en otros contextos y adaptada en diversas lenguas.

Sin olvidar jamás, que los cristianos celebramos cada 24 de diciembre el nacimiento de Jesús, el Salvador del mundo, el árbol de Navidad, conocido como 'O Tannenbaum' en la tradición alemana, también se ha convertido en un símbolo importante de la época navideña. Su presencia, con su verdor perenne, representa la esperanza y la firmeza aún en tiempos difíciles.

Este mensaje de esperanza cobra aún más sentido al recordar momentos históricos donde, en medio del horror de la guerra, la humanidad de los soldados emergió por encima de las órdenes impuestas y de los intereses de políticos incapaces de preservar la paz. Un ejemplo conmovedor es la famosa Tregua de Navidad de 1914, durante la Primera Guerra Mundial, cuando soldados alemanes y aliados en las trincheras dejaron sus armas, intercambiaron villancicos como 'O Tannenbaum' y 'Silent Night' y demostraron que la fraternidad entre los pueblos es posible. Este alto en el fuego espontáneo evidenció que los hombres en combate muchas veces son arrastrados a la guerra por líderes incapaces de alcanzar acuerdos sensatos o, peor aún, por aquellos que no desean evitarlos.

En nuestra propia historia, encontramos otro ejemplo que refleja cómo las guerras pueden ser evitadas cuando existe liderazgo firme y una diplomacia efectiva. El conflicto del Beagle, que pudo llevarnos a una guerra cruel con Argentina en 1978, fue contenido gracias a la determinación del Gobierno Militar liderado por el General Augusto Pinochet Ugarte. Lo que ningún político fue capaz de resolver, se evitó gracias a la "diplomacia militar", un ejercicio sereno pero firme de liderazgo que preservó la paz entre dos naciones hermanas, unidas desde los tiempos de la independencia. Esta decisión, criticada por algunos y valorada por otros, demostró que la resolución de conflictos no siempre está en manos de políticos tradicionales, sino en líderes que saben defender la soberanía y la paz con pragmatismo y sentido estratégico.

Lamentablemente, a 40 años de esa histórica resolución que evitó un conflicto fratricida, los actuales presidentes Gabriel Boric de Chile y Javier Milei de Argentina no fueron capaces de conmemorar este aniversario, como lo merecía la memoria de los soldados y de los gobiernos de la época que lograron evitar la guerra. Algo que muy bien conocemos y vivimos los "Veteranos del 78". Hay que haber estado ahí para comprender que significa firmar un testamento, escribir la última carta y aferrado a un fusil y un corvo, esperar al enemigo en una fría y húmeda trinchera.

Prefirieron, en cambio, anteponer sus rencillas políticas y personales, perdiendo una oportunidad histórica de recordar y honrar el valor de la paz y la fraternidad entre ambos pueblos.

Este hecho no es más que un reflejo de la incapacidad de la clase política actual, tanto de izquierda como de derecha, para alcanzar acuerdos que realmente busquen el Bien Común de la sociedad. Hoy vemos cómo sus disputas y mezquindades no solo los alejan de solucionar los problemas urgentes de los ciudadanos, sino que también les impiden lograr unidad dentro de sus propias coaliciones, donde priman los intereses personales y las pequeñas rencillas por sobre el deber de servir al país. Es en esta división y mediocridad donde se diluye la posibilidad de construir una verdadera paz social y política, como la que en su momento se alcanzó con liderazgo y responsabilidad.

Así, el árbol de Navidad no solo simboliza la esperanza y la vida en la adversidad, sino también nos recuerda que los pueblos no desean la guerra: son los errores, intereses y fracasos de los políticos los que arrastran a sociedades enteras a la destrucción. La verdadera paz se alcanza con liderazgo y responsabilidad, virtudes que hoy, como en el pasado, son más necesarias que nunca.


Comentarios

Entradas más populares de este blog

LOS MISERABLES, COBARDES, CÍNICOS Y SINVERGÜENZAS POLITICOS DE SIEMPRE, ADEMÁS DE NO TRABAJAR POR EL BIEN COMÚN DE LOS CHILENOS, ABANDONAN A VENEZUELA.

¿CÓDIGO DEL HAMPA O DE JUSTICIA?

KAST NO ES EL CANDIDATO.