CHILE EN MANOS DE UNA PANDILLA.
CHILE EN MANOS DE UNA PANDILLA: DEL ROMANTICISMO DE CAMPAÑA AL SAQUEO INSTITUCIONAL.
Por Christian Slater Escanilla – Un Patriota sin Partido Político.
Bajada:
Lo que comenzó como una promesa de renovación política terminó revelando un engranaje perverso donde el Estado ha sido reducido a un botín. El caso ProCultura ya no es un error, ni un desliz: es la prueba más clara de que una pandilla organizada se tomó el poder, se reparte el país entre leales, ex parejas, operadores y rostros intocables, mientras otros preparan el blindaje. Esta columna se conecta con lo advertido en el blog del 14 de agosto de 2024, titulado “¿CÓDIGO DEL HAMPA O DE JUSTICIA?”, (La corrupción fue advertida el 2024) donde ya se exponía la operación política que hoy se confirma.
I. La fundación ProCultura: fachada de una red.
Dirigida por el psiquiatra Alberto Larraín, ProCultura recibió miles de millones de pesos en convenios con ministerios como Cultura y Vivienda. Pero como tantas fundaciones en este gobierno, su verdadero uso parece haber sido otro: financiar campañas, pagar favores y garantizar lealtades. No es una ONG: es una herramienta política. Larraín, además, era considerado para cargos de ministro o subsecretario.
II. Códigos familiares: el poder por dentro.
Larraín fue pareja de Josefina Huneeus, quien fue psiquiatra del Presidente Boric. Huneeus es hija de Marta Lagos, encuestadora influyente y vínculo clave del progresismo. En escuchas autorizadas por la justicia, Boric habla con Huneeus sobre ProCultura y reconoce:
“Hablaba con él, era cercano. No me voy a hacer el hueón con eso”. Confirma también que le ofreció cargos: Ministro de Salud, de Desarrollo Social o Subsecretario de Evaluación Social. No fue elegido porque Izkia Siches lo bloqueó. ¿Eso no es pago de favores?
III. El ecosistema íntimo del poder: vínculos, afectos y convenios.
Irina Karamanos, entonces pareja del Presidente, trabajó en ProCultura y recibió cinco transferencias. La Fiscalía cerró esa arista. Miguel Crispi, jefe de asesores, también aparece en conversaciones cruzadas. Diego Ibáñez, fundador del Frente Amplio, también. Todos lo sabían. Todos callan. Todos se protegen.
A estos antecedentes se suma un nuevo dato clave: Alberto Larraín mantiene una relación de pareja con Sebastián Balbontín, sociólogo, militante de Revolución Democrática, excandidato a alcalde de Limache y actual consejero regional. La Fiscalía identificó 126 transferencias bancarias desde la cuenta personal de Larraín a la de Balbontín, por un total de $53.442.000, realizadas entre julio de 2021 y enero de 2024, en el contexto de campañas políticas. Se investiga si este flujo de dinero, junto a otros recursos canalizados a través de colaboradores y bienes inmuebles arrendados por ProCultura, constituye financiamiento político encubierto. La política, los afectos y el uso de dineros públicos vuelven a entrelazarse, sin transparencia ni control.
IV. ¿Mensaje real o libreto ensayado? La conversación controlada.
El tono del Presidente en la llamada a Huneeus suena más a ensayo que a sinceridad. La mención a revisar sus teléfonos, la frase "jamás haría algo ilegal, pero quizás de idiota" y otras fórmulas parecen pensadas para ser escuchadas. Porque sabían que estaban intervenidos. Porque el libreto debía estar claro.
V. La PDI y el profesionalismo silencioso: cuando la técnica no se arrodilla.
Mientras todo esto ocurría, la Policía de Investigaciones actuó con discreción, profesionalismo y apego legal. Intervino teléfonos, accedió a redes de poder, y cumplió su deber, incluso cuando se topó con la primera autoridad del país. En un país donde muchos retroceden ante el poder, la PDI avanzó. Y por eso, algunos hoy buscan desacreditarla.
VI. Operación Diversión: manual de blindaje.
Desde la Moneda apuntan a las filtraciones, no al contenido. Hablan de espionaje político, no de corrupción. Desacreditan al fiscal Cooper, quien solicitó sin éxito intervenir el celular del Presidente. Y la estrategia es clara:
Aislar a Larraín.
Victimizar a Boric.
Presionar al Ministerio Público.
Cambiar el relato: del saqueo al pinchazo.
VII. Operación Fortitude chilena: distracción, sacrificio y desvío.
Como en la Segunda Guerra Mundial, donde se fingió invadir Calais para proteger Normandía, aquí se sacrifica a uno para proteger a otros. Se teatraliza la transparencia, se exageran errores menores, y se esconde la estructura detrás del humo. Nada nuevo. Solo triste.
VIII. ¿Quién es quién en esta pandilla?
El tonto útil: cree que sirve al pueblo, pero firma lo que le ponen delante.
El fanático leal: no roba, pero justifica.
El operador eficaz: mueve platas, redacta convenios y desaparece.
El rostro político: dice “vamos a investigar”, pero frena todo.
El cerebro: no firma nada, pero todos le deben algo.
IX. La advertencia de Ángel Valencia.
El Fiscal Nacional fue claro:
“El Presidente de la República no tiene un estatuto jurídico especial”. Esto marca un hito. Si hay méritos, el Presidente también puede ser investigado. La justicia no distingue afectos, cargos ni discursos.
X. Filtraciones: poder paralelo en acción.
Las filtraciones no son casuales. En un país donde un exdirector de la PDI fue condenado por entregar información reservada, estas filtraciones podrían ser:
Mensajes de una facción del poder.
Advertencias.
Una guerra interna encubierta.
Y aquí está la paradoja: lo que indigna no es la corrupción, sino que se sepa.
XI. Carolina Tohá: la candidata blindada.
Fue ministra del Interior, jefa de gabinete, responsable política de la seguridad nacional y supervisora de muchas de las carteras involucradas. Pero hoy se le presenta como alguien "ajena" al escándalo. Desde 2024 he advertido en este blog sobre su blindaje. Y aquí está: incombustible y en campaña.
XII. Hipótesis plausibles, no fantasías.
1. El caso ProCultura no es aislado. Es un modelo.
2. Se usaron ONG para financiar política.
3. Boric y su entorno sabían. Y ofrecieron cargos.
4. El blindaje actual es comunicacional y judicial.
5. Las filtraciones revelan una pugna de poder real entre instituciones.
XIII. Epílogo: El acto de expiación que Chile merece.
Imagino una teleserie con ministros, pololos, asesores, junior abandonados, violadores empoderados, alcaldesas reconvertidas en estrellas eróticas, y un país entero mirando su ruina como espectáculo. No para reír, sino para entender qué hicimos mal. Si el próximo gobierno no limpia esto caiga quien caiga, será parte del mismo sistema. Y el que proteja, será cómplice.
Nota del autor:
Esta columna se basa exclusivamente en antecedentes publicados por medios de comunicación de acceso público, en declaraciones de autoridades y en hechos conocidos en el marco de investigaciones judiciales en curso. No se afirma ni presume culpabilidad penal de persona alguna. Toda opinión aquí expresada se formula bajo el legítimo ejercicio de la libertad de expresión consagrada en el artículo 19 N°12 de la Constitución de la República de Chile.
Leyendo esta columna, recordé el clásico de Eric Hoffer, El verdadero creyente. Lamentablemente, no existe traducción al español. O al menos eso creo. Puede consultar a ChatGPT por el contenido con el criterio, "¿De qué trata el libro The true believer?"
ResponderBorrarLa psicología de "las masas", no es mi fuerte. Pero sí creo que hay una gran mayoría que no ha evolucionado correctamente y, más aún, creo que cada día se parecen más a un simio que a un ser humano. Solo tengo la esperanza de que esta evolución asincrónica, en algún momento, lleguen todas, lo más cerca de lo que debiera ser un humano.
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