KAST Y EL DEBER DE HACER LO CORRECTO.
Cuando Chile empieza a elegir con conciencia, no con cálculo.
Por Christian Slater Escanilla – Patriota sin partido político
Bajada de página: En un momento histórico donde la casta política ofrece más de lo mismo bajo nuevos disfraces, José Antonio Kast representa una anomalía: no es el candidato de las élites ni del poder cómodo. Es el rostro de un país que comienza a comprender que el futuro no se construye con lo conveniente, sino con lo correcto. Esta columna no busca convencer con consignas, sino argumentar con fundamentos.
I. Lo correcto es enfrentar los problemas, no maquillarlos:
Mientras muchos candidatos optan por discursos vagos para agradar a todos, Kast ha elegido el camino difícil: nombrar los problemas sin disfrazarlos. Inmigración descontrolada, crimen organizado, colapso habitacional, baja natalidad, y una justicia paralizada por la ideología. Lo correcto, éticamente, no es lo que no molesta. Es lo que se atreve a decir la verdad aunque duela. Y eso requiere coraje político.
II. Lo correcto es ordenar antes de repartir:
Kast no propone más subsidios sin control. Su programa parte por restaurar el orden y la autoridad del Estado. En lugar de comprar votos, exige responsabilidad y mérito. Aristóteles enseñaba que no hay justicia sin orden. Kast lo aplica al pie de la letra: primero, un Estado fuerte; luego, un Estado justo. Lo contrario —lo conveniente— ha sido décadas de clientelismo y asistencialismo sin resultados.
III. Lo correcto es pensar en el Bien Común, no en lo que yo gano:
Propuestas como la Operación Sitio 3.0 o el Plan de Natalidad de Kast no buscan aplausos fáciles. Buscan revertir el deterioro de la vida familiar, la propiedad privada y la proyección de futuro. Kast no dice lo que muchos quieren oír; propone lo que el país necesita hacer. Su visión es intergeneracional. No ofrece premios inmediatos, sino futuro. Eso es actuar éticamente por el Bien Común.
IV. Lo correcto es restaurar soberanía, no cederla por ideología:
El Plan Escudo Fronterizo de Kast no es xenofobia: es soberanía. Controlar quién entra, qué leyes se cumplen, y quién representa peligro es función esencial de todo Estado sano. Mientras otros relativizan las fronteras y diluyen la autoridad, Kast propone devolver al Estado su capacidad de proteger. Eso, en política, es un deber moral y no un capricho populista.
V. Lo correcto es ser coherente aunque cueste:
Kast no es perfecto, pero ha demostrado coherencia entre lo que dice y lo que hace. No ha cambiado su relato para ganar alianzas. Ha pagado costos políticos por defender sus convicciones. Y eso lo vuelve confiable en una era de políticos mutantes que hoy son una cosa y mañana otra. El filósofo Michael Sandel lo definiría como un líder con “coraje moral”: aquel que arriesga por lo que cree.
Epílogo: El costo de hacer lo correcto.
Votar por Kast seguramente no es cómodo para todos. No garantiza favores. No premia silencios. Pero ofrece lo más importante: un proyecto que no transa en valores, que enfrenta la decadencia con verdad, y que no promete salvarnos, sino devolvernos la dignidad de reconstruir Chile con nuestras propias manos.
Porque en tiempos de confusión moral y política, lo correcto no es lo que todos aplauden… Es lo que todos temen porque pone fin a la fiesta.
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