LA CASTA CONTRA JOSÉ ANTONIO KAST.



¿Política o negocio? La casta que no soporta a Kast

Del publicista extranjero al desmarque de Galilea: la vieja política en modo defensa.


El origen del desorden

La campaña de Evelyn Matthei quedó marcada por la revelación de que se contrató a un publicista extranjero para atacar a José Antonio Kast en vez de diferenciarse de la izquierda. A eso le siguió la repartición de cupos en Renovación Nacional a última hora, un espectáculo que mostró a un partido más preocupado de asegurar espacios que de ofrecer un proyecto político serio.

Fugas y “voceros temáticos”

En medio de ese desorden surgieron los descolgados: militantes y dirigentes que entendieron que seguir en esa dinámica era un callejón sin salida y optaron por sumarse a Kast. Luego aparecieron los llamados “voceros temáticos”: reciclaje de figuras de la Concertación y de gobiernos de Piñera que, lejos de renovar, confirmaron la falta de identidad y de rumbo.

Los “divos” de la política

A estas alturas, da la impresión de que algunos dirigentes se creen los divos de la política: mareados por entrevistas, portadas y apariciones en revistas, como si la exposición mediática fuese sinónimo de liderazgo.

Si creen que eso es la política, pucha que están mal.

Tres señales que completan el cuadro

  1. Juan Sutil, que parece mirar a Chile Vamos como si fuera una empresa más bajo su control, donde todo debe ordenarse según sus intereses y cálculos.
  2. Rodrigo Galilea, presidente de RN, evitó comprometer a su partido en un eventual gobierno de Kast y afirmó que, en ese escenario, habría que recurrir a los cuadros de Kaiser.
  3. Felipe Kast, senador por La Araucanía, sostuvo que sería un error que Republicanos “se confíen y empiecen a repartirse cargos”.
Lo que queda en evidencia es que para muchos de ellos nunca ha estado Chile primero, sino sus bolsillos y su poder corporativo.
¿Qué les preocupa realmente? ¿Perder sus dietas de senadores? ¿Perder la influencia que da tratar la política como un negocio más?

La diferencia de liderazgo

En contraste, José Antonio Kast ha mostrado coherencia, seriedad y compromiso real con el país. Esa es la diferencia que separa a un liderazgo genuino de una dirigencia ensimismada.




Cálculos mezquinos vs. compromiso con Chile.

Las últimas declaraciones del presidente de Renovación Nacional no solo son un error político, son también una vergüenza. En lugar de construir puentes, optó por desmarcarse de un eventual gobierno de José Antonio Kast con una liviandad que refleja la profunda desconexión de las cúpulas con la realidad del país.

Mientras en RN se reparten cupos, se acumulan fugas y se levantan barreras para proteger intereses personales, Kast ha demostrado desde siempre una diferencia de calidad humana y de compromiso con Chile que ningún ataque logra opacar. Esa es la gran diferencia: unos miran la pérdida del poder político, otros miran al país.

Ojalá que Republicanos, con la serenidad y seriedad que los caracteriza, no dejen pasar este episodio. Todo tiene un límite. Y corresponde, sin caer en el ninguneo que han mostrado otros, hacer llegar una queja formal y clara: una persona que opina de esa manera no puede ni debe estar a la cabeza de un partido político que pretende llamarse serio.

Chile no está para pequeñeces ni cálculos mezquinos. Está para liderazgos firmes, coherentes y comprometidos con el bien común. Y esa diferencia —entre quienes se refugian en sus cúpulas y quienes trabajan por Chile— hoy queda más clara que nunca.

Sin duda, la confianza ya no existe en RN. Y cuando no hay confianza ni orden, lo que queda es desorden, fugas y un voto de castigo que termina fortaleciéndose en Kast.

Lo paradójico es que en medio de este descalabro, se abre una pequeña luz: algunos militantes y dirigentes ya entendieron que seguir defendiendo a las cúpulas es un callejón sin salida. De ahí que los descolgados, en vez de perderse, se estén cuadrando con la única candidatura que aparece como ordenada, coherente y firme frente a la izquierda: José Antonio Kast.


Comentarios


  1. Las declaraciones del senador Galilea solo reflejan pequeñez política. José Antonio Kast ha demostrado preparación, liderazgo y cuenta con equipos sólidos para gobernar. Lo que Chile necesita hoy no es más división, sino unidad para enfrentar la inseguridad, la crisis económica y el desgobierno de la izquierda. El futuro del país no depende de los ‘cuadros’ de un partido, sino de la capacidad de recuperar orden, progreso y libertad.

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