CUANDO LA OPINIÓN SE TRANSFORMA EN NEGOCIO.
Tomás Mosciatti: ¿Analista o simple vendedor de opinión?
Sobre Kast y los “errores”
Claro que Kast ha cometido errores. ¿Quién que esté en primera línea durante años no los comete? Lo obvio sería reconocer que en toda batalla hay heridas, pero Mosciatti prefiere inflarlas como si fueran derrotas fatales.
El caso de los bots es el mejor ejemplo: Kast jamás se prestaría para coordinar o amparar ese tipo de maniobras. Ese tema fue instalado por Evelyn Matthei, que llegó incluso a contratar a un ecuatoriano para atacar a Kast. Después se victimizó, y como buena experta en escapar de los problemas, le sacó el seguro a la granada y salió corriendo. El daño quedó hecho. Con el respaldo del clan Piñera, de Juan Sutil y ahora del propio Gobierno —felices de ver un flanco abierto— lograron inflar la polémica y subir algunos puntitos en las encuestas.
Lo destacable en José Antonio Kast es que jamás pierde la calma, incluso en medio de ataques frontales. Esa serenidad es parte de sus atributos más valiosos como líder político. Ahora bien, así como mantiene la calma, tampoco es un político que se deje llevar por la improvisación, y eso, lejos de ser un defecto, es un recordatorio de que su fortaleza está en la preparación y en la consistencia. No necesita responder a cada provocación ni caer en la trampa de quienes viven del show y del golpe fácil. Su mejor arma sigue siendo la misma de siempre: la tranquilidad con la que enfrenta la política, y la capacidad de centrar su energía en los debates de fondo y en las ideas que propone para Chile.
Y a quienes escuchan a Mosciatti…
El problema no es Mosciatti. Él hace lo que siempre ha hecho: vender. El verdadero problema son quienes hoy, con ingenuidad o conveniencia, celebran sus críticas porque apuntan contra Kast. Olvidan que mañana puede ser otro, incluso ellos mismos, el que termine en la picota mediática.
Mosciatti no construye, no propone, no lidera: destruye para vender. Y mientras sigamos aplaudiendo ese espectáculo, estaremos condenados a que la política sea un circo y no un espacio serio de propuestas y liderazgo.
Es demasiado cómodo, desde un asado de fin de semana, desde el sofá de la sala, o desde un estudio de radio, criticar a quienes sí están en la primera línea. Muchos hablan, opinan y hasta pontifican sobre política, pero hacen poco o nada por Chile. Y lo más irónico es que esas críticas no van contra cualquiera, sino contra el único que hoy está haciendo lo que queremos para Chile: José Antonio Kast. Mientras él enfrenta ataques, debates y campañas, otros prefieren quedarse en la comodidad de la queja fácil.
Por ahí una vez escuché unas sabias palabras: "sino vas a hacer ningún aporte, mejor quédate callado".
En lo particular, aquí les dejo mi modesto aporte. No es otra cosa, que lo que dicen las estadísticas y los hechos reales y no la opinión antojadiza y conveniente de quien quiere vender un producto:
Comentarios
Publicar un comentario