UNA CONSULTA QUE DEJÓ UN DATO DURO Y ÚTIL PARA KAST.
"...Estimo que el PDG se inclinará mayoritariamente hacia la alternativa opositora representada por José Antonio Kast. No será un apoyo abrumador, pero sí claro y coherente con el comportamiento de su electorado..."
Durante toda esta semana hemos visto algo bastante curioso, aunque ya no sorprende: ante la votación interna que realizará este domingo el Partido de la Gente (PDG) para decidir a quién apoyarán en la segunda vuelta presidencial, prácticamente ningún opinólogo, panelista o autodenominado experto ha querido formularios un pronóstico científico. Todos han preferido esconderse detrás de frases cómodas como “hay que esperar”, “es difícil anticipar”, “el escenario es incierto”, mostrando una prudencia artificial que solo encubre el miedo a equivocarse.
Para que el lector comprenda la magnitud de este silencio, es necesario explicar de qué estamos hablando: el PDG preguntará directamente a su base, mediante una votación digital, a quién desean apoyar en la segunda vuelta. Esa decisión será un termómetro político real, inmediato y cuantificable. Y aun así, la comentocracia ha optado por el mutismo.
Frente a esa sequía de pronósticos, yo sí adelanto el mío, y lo hago con fundamentos, no con intuiciones. Estimo que el PDG se inclinará mayoritariamente hacia la alternativa opositora representada por José Antonio Kast. No será un apoyo abrumador, pero sí claro y coherente con el comportamiento de su electorado. Y este pronóstico no descansa en preferencias personales, sino en datos duros.
En la segunda vuelta de 2021, entre el 65% y el 75% del voto Parisi migró hacia Kast, mientras apenas un 10% a 15% lo hizo hacia Boric. Ese comportamiento es uno de los patrones más sólidos para construir prospectiva política. A esto se suma que las encuestas muestran consistentemente que el votante del PDG es crítico del Gobierno, rechaza el progresismo, prioriza la seguridad y la economía, y desconfía profundamente del Frente Amplio y del Partido Comunista. Difícil imaginar un giro masivo hacia el oficialismo desde un electorado con ese perfil.
Las series de encuestas también indican que el votante PDG mantiene un rechazo estable, entre 70% y 80%, hacia el Gobierno. Cuando un electorado sostiene ese nivel de desaprobación durante tanto tiempo, tiende naturalmente a votar en contra del Gobierno en cualquier elección decisiva. Además, a diferencia de lo ocurrido en 2021, hoy toda la oposición está unificada en torno a un solo candidato, José Antonio Kast, con Chile Vamos alineado detrás de él. No existe la dispersión opositora que complicaba los análisis en la elección pasada. Y finalmente, el mecanismo de votación del PDG no deja espacio a ambigüedades: habrá una votación digital interna que expresará exactamente lo que piensa su base.
En todo este escenario, queda en evidencia lo que sobra y lo que falta en el análisis político chileno. Sobra la prudencia fingida, las frases vacías, el cálculo mediático y el temor a equivocarse. Sobra el opinólogo que solo aparece cuando el resultado ya está escrito, y el experto que explica todo después, pero nunca antes. Y, al mismo tiempo, falta rigor, falta honestidad intelectual, falta prospectiva seria y falta la valentía de analizar con datos en la mano, sin nervios ni acomodos.
Por eso presento este pronóstico con la claridad que hoy escasea. No se trata de tener la razón, sino de recuperar la capacidad de discutir con fundamento, con datos y con responsabilidad, sin el ruido de los charlatanes ni el silencio de los acomodados.


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