¿NUEVA CONSTITUCIÓN O SENTENCIA POR DELITO?

 

¿ES UNA NUEVA CONSTITUCIÓN O UNA SENTENCIA POR DELITO PLURIOFENSIVO DE USURPACIÓN?

 

“ESTO NO ES UNA CONSTITUCIÓN, ES UNA SENTENCIA CONDENATORIA, POR UN DELITO PLURIOFENSIVO DE USURPACIÓN, ALGO QUE NUNCA COMETIMOS Y QUE HOY NOS OBLIGAN A PAGAR. UNA SENTENCIA QUE, JUNTO CON VENDER ILUSIONES A LOS MÁS NECESITADOS, ES TAMBIEN ACEPTADA, COMO UNA ESPECIE DE EXPIACIÓN DE CULPAS DE UN REDUCIDO PERO PODEROSO Y PRIVILEGIADO SECTOR DE LA SOCIEDAD.”.

 

La historia nos recuerda que a la constitución de 1980 le metieron mano los políticos, quienes por 30 años la desmantelaron para crear, el año 2005, lo que llamaron la “Constitución Democrática” de Ricardo Lagos.

Una Constitución a la medida de los políticos de izquierda y derecha, pero no para la búsqueda de un mayor y mejor Bien Común con un necesario y fuerte lazo social con los más necesitados, sino para hacerla conveniente a los intereses de las cúpulas políticas y de una gran mayoría de perpetuos Senadores y Diputados vendidos a las ofertas de usureros grupos o conglomerados económicos.

Es cierto, la Clase Dirigente, con el esfuerzo de todos, logró aumentar el crecimiento económico, pero también, crearon una descarada brecha de inequidad que, culpando a la bien elaborada, pero ya inexistente Constitución de 1980, se convirtió en el caldo de cultivo de quienes, por la vía de la violencia y la traición a la Patria, impulsaron un estallido delictual y terroristas, intentando –como siempre– llegar al poder por la vía del caos y la quema de La Moneda. Siendo esto último, impedido por el último bastión de la Democracia de Chile, sus Fuerzas Armadas y de Orden. Las únicas, en la historia de Chile, que han sido capaces de recuperar la Democracia y devolver fortalecida a la ciudadanía.

El 15 de noviembre de 2019, con un falso acuerdo por la paz, que los comunistas no firmaron y bajo la amenaza de un nuevo estallido delictual, nos sometieron a una millonaria, innecesaria, pluritraidora y separatista Convención Constituyente, que se levantó en manos de los grupos más radicales de la izquierda y cuyos principales celebros están desaparecidos o vetados de la Arena Política. Una Paz Simulada, lograda con la pistola al pecho y negando la participación de sus adversarios políticos. Adversarios que una vez más, caerán en la trampa y volverán a firmar acuerdos que solo le dan fuerza y tiempo a quienes, de una u otra forma, quieren refundar la República de Chile.

El producto de la Convención Constituyente, no fue “una Nueva Constitución”, más bien, fue una sentencia condenatoria por un delito pluriofensivo de usurpación que, junto con vender ilusiones a los más necesitados, es también aceptada, como una especie de expiación de culpas de un reducido pero poderoso y privilegiado sector de la sociedad. Sentencia, que en sus “Vistos”, para cambiarlo todo, hace referencia a la “firma de la paz” acordada en una nefasta y larga noche de noviembre de 2019; en su “Considerando”, establece el llamado a un chavista y plagiado proceso constituyente que nadie pidió; y en su “Resolución”, presenta al indigenismo, como la poción mágica para resolver todos los males que afectan a los chilenos, obligándonos a aceptar el separatismo, la plurinacionalidad, el regreso del Estado Empresario y la desigualdad ante la Ley, pavimentando así el camino a un inequívoco futuro de violencia y enfrentamiento entre los chilenos.

En manos de los mismos traidores de siempre y sus cúpulas de izquierda y derecha, con los más variados colores políticos imaginables, Chile hoy, se encuentra en un zapato chino, en cuyo interior se aprecia un grupo que quiere refundar todo, creando un Estado plagado de Plurietcéteras y en manos de un indigenismo desatado con leyes y derechos exclusivos para ellos que los pone en una condición de privilegio por sobre el resto de los chilenos. Son parte de un sector político que tiene a su favor, la fortaleza que da toda ofensiva y que, una vez más, con promesas de humo, ofrece –al tradicional y mayor porcentaje de chilenos postergados y necesitados– la solución de todas sus carencias, creando falsas expectativas que, en el corto tiempo, se transformarán en trágicas realidades. El otro sector, sin nada que ofrecer y sin ninguna fortaleza que destacar, lleno de debilidades y derrotas, solo intenta –con historias de miedo y la llegada de un desastre social, político y económico– retroceder y mantener el estatu quo de antes de octubre de 2019. En ese afán y por su histórica falta de sensibilidad social y escaso lazo con el Bien Común, no es capaz de ofrecer nada, y menos, gestionar un poderoso relato para sacar de sus sueños a un pueblo engañado. Peor aún, se suman extraños personajes y grupos semi organizados en las Redes Sociales que, con falsos argumentos, verdades a medias y un violento y vulgar lenguaje, amenazan, con el linchamiento de todo aquel que no piense como ellos.

Considerando la situación que hoy vive Chile, principalmente respecto a la falta de seguridad y los niveles de delincuencia como las acciones terroristas, cada vez más frecuentes, es comprensible lo que muchos chilenos se preguntan con respecto a la posición de las Fuerzas Armadas y de Orden. Algo que no debe ser respondido con la lógica del mundo militar, sino con la lógica de la sociedad a la cual se deben, sirven y pertenecen. Agreguemos a lo anterior, la existencia de un programa de gobierno y una Convención Constituyente que, derechamente y sin ocultar nada, manifiesta su interés por deconstruir, refundar, y reformar las Fuerzas Armadas y de Orden, situaciones que no justifican ningún silencio o imparcialidad. Esta vez no se trata sólo de ellas, se trata de la supervivencia de la República de Chile y del apoyo a la sociedad a la cual, "se deben, sirven y pertenecen", una expresión de honor y compromiso mutuo, pero no sólo para asegurar sus sistemas de pensiones, su escala de sueldo o el diseño profesional de la carrera militar.

Tampoco se trata de enterarnos por la prensa de portazos de último minuto o encendidos discursos, entrevistas o declaraciones, en el último día de mando de los respectivos Comandantes en Jefes o del General Director de Carabineros. Menos aún, de asonadas de cuartel o ejercicios de enlace. Se trata de tener una válida, seria, responsable y necesaria opinión –públicamente conocida– frente a la gravedad de la situación política, social y económica que hoy afectan los intereses permanentes de la nación chilena.

Chile confía en sus Fuerzas Armadas y de Orden y así lo demuestran las encuestas, que le dan una aprobación ciudadana por sobre todas las otras instituciones, pero no existe una retroalimentación recíproca para asegurar que jamás se transformarán en instituciones al servicio de un Estado o Gobierno totalitario como sucedió en Cuba, Nicaragua o Venezuela.

El tema es demasiado serio como para dejarlo a la suerte de la imaginación e interpretación de teorías conspirativas en manos de retorcidas mentes que buscan –antojadiza y convenientemente para sus fines personales– establecer cuál es la posición de las instituciones armadas, o peor aún, buscan lucrar a través de algún canal de YouTube difundiendo comentarios que carecen de todo análisis serio y responsable, pero que al caer en manos de ingenuos o inescrupulosos ignorantes, ávidos de noticias falsas, difunden esquizofrénicamente por las Redes Sociales.

La sociedad a la cual se deben, sirve y pertenecen, quiere escuchar, ahora, a sus Fuerzas Armadas y de Orden. Los queremos escuchar, a través de la única forma posible y aceptable, sus Comandantes en Jefes. Los queremos escuchar con la misma fuerza y claridad con que, todos los días, manifiestan sin ninguna reserva, las actuales autoridades de gobierno. Esas que han asumido la vocería del Apruebo para imponernos una Constitución que pone en peligro la Unidad Nacional y la Paz Social.

Paralelamente, más allá de la opinión que desconocemos de nuestras Fuerzas Armadas y de Orden, desde antes del Estallido Delictual, existe también en nuestra sociedad un grupo de ciudadanos independientes, convencidos de que Chile no se acaba el 4 de septiembre. Un grupo que no es ni de izquierda, ni de derecha y menos de extremos. Son los Patriotas de siempre que, indistintamente del resultado del Apruebe o del Rechazo, estaremos dispuestos a buscar y/o apoyar las alternativas que nos permita tener una verdadera Nueva Constitución. Una que recoja las mejores experiencias de todas las anteriores. Una Constitución que nos una con equidad bajo una misma bandera. Una que proteja la Democracia, una que beneficie a todos por igual, limite el sueldo de los políticos y Congresistas, como también, una que ponga drásticas sanciones a quienes, por falta de voluntad política o profesional, no cumplan con su juramento o promesa de honor.

Somos Patriotas que nos une la Historia, el Honor, la Patria, la República, nuestra bandera, nuestras tradiciones, nuestras familias, nuestros amigos y todos a quienes hemos conocido en nuestras vidas. Todos, junto a nuestros antepasados y con orgullo, hemos aportados con diferentes capacidades, para construir un Chile cada vez más justo. Una Constitución redactada por expertos que reúnan las condiciones para hacerlo, sin sesgos políticos ni partidista y menos, dispuestos a copiarla de otros países o aceptar que sea dictada por la inaceptable intervención de una mano extranjera.

Somos los que trabajamos por la unidad, consientes de la necesidad de hacer una pausa, frente al desastre de país al cual nos han conducido los ineptos políticos. Pertenecemos a ese casi el 60% del Padrón Electoral que no tiene una posición política, ni tampoco nos identificamos con coaliciones amarillas, verdes, azules o rojas. Ciudadanos independientes que, el 4 de septiembre queremos concurrir a los locales de votación, para elegir la opción de la esperanza, de un futuro sin divisiones, de igualdad ante la ley, con todos los deberes y derechos que corresponda, pero también con un mayor compromiso con los más necesitados.

Somos Patriotas que nos unimos, sin importar nuestras diferencias, porque estamos pensando en Chile, no en nuestros bolsillos y menos en nuestro futuro personal. Antes, durante y después de septiembre próximo, haremos lo que los políticos no son capaces de lograr: Unidad frente al caos. Unidad frente al engaño y la mentira. Unidad frente a la desesperación. Unidad frente a la amenaza, el odio y la violencia, Unidad frente a la tierra que amamos. Unidad frente a la falta de auto crítica de los políticos, que nos tienen como estamos. Finalmente, Unidad frente al resultado del 4 de septiembre. ¡Patriotas por Chile!

WEB: www.unidosporlapatria.cl