PUTIN: LA POLÍTICA, UNA CONTINUACIÓN DE LA GUERRA, POR OTROS MEDIOS.
https://thetimes.cl/2022/02/27/putin-la-politica-una-continuacion-de-la-guerra-por-otros-medios/
"... parlamentarios ucranianos, con la promulgación de cuatro leyes, comenzaron la “descomunización” de ese país, prohibiendo toda propaganda comunista, soviética o nazi. Paralelamente, el Ministro de Justicia determinó que el Partido Comunista Ucraniano, junto con otras organizaciones similares, dejaban de participar en las elecciones presidenciales, estatales y locales y desaparecían de la vida política y electoral de Ucrania... "
A estas alturas, algunos debemos reconocer que nos equivocamos, al menos, en parte. El Objetivo Político Estratégico de Vladimir Putin no era sólo apoyar la independencia de Donestsk y Lugansk, dos regiones separatistas del Este de Ucrania. Era Kiev, la capital de Ucrania.
Al respecto, dentro de las decenas de analistas y comentaristas de este conflicto bélico, no se observa ninguna reflexión sobre la intervención del Partido Comunista Prorruso de Ucrania y de cómo, su traidora acción, se convirtió en el Caballo de Troya de Putin.
Recordemos que, en mayo de 2015, los parlamentarios ucranianos, con la promulgación de cuatro leyes, comenzaron la “descomunización” de ese país, prohibiendo toda propaganda comunista, soviética o nazi. Paralelamente, el Ministro de Justicia determinó que el Partido Comunista Ucraniano, junto con otras organizaciones similares, dejaban de participar en las elecciones presidenciales, estatales y locales y desaparecían de la vida política y electoral de ucrania. Organizaciones, según sus propias palabras, que abogaban por la toma violenta del poder, la lucha de clases y la restauración de la dictadura del proletariado. Lo anterior, le valió a Ucrania, el tenaz ataque del Comunismo Internacional, liderado por el Partido Comunista de Rusia, los que, por supuesto, apoyaron e impulsaron a los separatistas prorrusos que, después de la Guerra del Dombás, dieron origen a la República Popular de Donestk y la República Popular de Lugansk. Territorios que hoy se suman, junto a la Republica de Crimea y la ciudad federal de Sebastopol, escindidas de Ucrania en el año 2015, en favor, al parecer, de la idea de un nuevo imperio Ruso.
Ucrania, es un país de Europa del Este, con 44 millones de habitantes y algo más de 600 mil kilómetros cuadrados de territorio (un poco más pequeño que Chile), pero que conoció y probó, la hoz y el martillo comunista en la época de la Unión Soviética (1922 – 1991), oportunidad en que murieron, por hambruna y limpieza étnica, cerca de 12 millones de ucranianos. Más conocido como el Holodomor o Genocidio ucraniano.
Un país que, por tratar de acercarse a Europa Occidental, a la OTAN, la Unión Europea y proscribir la existencia del Partido Comunista, hoy es flagelado, pisoteado, destruido y asesinado frente a un mundo espectador que, desde una precaria seguridad, observa, como la bestia desmiembra al país de los bravos cosacos. Un país donde hay hombres, mujeres y niños igual que todos nosotros y nuestras familias. Los mismos que seguimos creyendo en los cantos de sirenas y nos creemos mejor que Venezuela, Cuba, Nicaragua y hoy, que los propios ucranianos.
Para los que no lo saben, en ese lejano país, también existió la “Guerra por la Dignidad” y un Partido Comunista que fomentó el separatismo, traicionó a su propio pueblo y se vendió a Rusia. Un Partido Comunista prorruso que forma parte de la Unión de Partidos Comunistas, donde se han refugiado los partidos comunistas de la antigua Unión Soviética (Proscritos en la mayoría de los países donde existen).
Rusia, hoy tiene en jaque a Europa, a la OTAN y la ONU. Descolocado a China y neutralizado a Estados Unidos, pero su Jefe de Estado se saluda, hábilmente, de mano (y sin mascarilla), con Trump y Bolsonaro. Lo mismo, pero por otros intereses, con Ortega, Maduro y Díaz – Canel. Si alguien cree que el comunismo va en retroceso, aquí les dejo la inquietud de un País donde se exalta el Patriotismo como una fórmula de cohesión nacional y cuyo Presidente es apoyado, principalmente por el Partido Político “Rusia Unida” (Partido centrista, nacionalista y conservador). Eso, pareciera ser bueno, lo malo es que la historia, los hechos, y la ambición de Putin, dicen otra cosa.
Con respecto a Chile, al menos, tanto el actual Presidente, como el Jefe de Estado Electo, condenaron el ataque de Rusia a Ucrania. Eso pone de inmediato a Boric del lado “de los buenos”, se alinea con Estados Unidos y se aleja de China, que hasta hoy se mantiene neutral frente a este conflicto. Esperemos que no sea por querer hacer lo mismo con Taiwán.
Respecto a Putin, creo que hoy, en el universo conocido, no existe un actor político estratégico que le pueda hacer peso en el escenario del nuevo desorden mundial, donde Rusia, con el empleo de la fuerza, sin ningún tipo de restricciones, intenta imponer esa misma diplomacia que utilizó Estados Unidos a inicios del Siglo XX: la del “Gran Garrote”. Es decir, primero la guerra y después la política. Una actitud matonesca que nunca previó Clausewitz. Pero no está de más recordar que esa política o diplomacia tuvo su mayor fracaso en el conflicto de Vietnam. En esta ocasión, al igual que en Vietnam, dependerá del espíritu de lucha del pueblo ucraniano. Algo que, al parecer, no se esperaba el ex agente de la KGB. Más aún, si a lo anterior le agregamos el apoyo en material bélico que está recibiendo el ejército ucraniano y las medidas económicas que están afectando a Rusia.
Hoy Rusia, como miembro de la ONU (son 193) y uno de los cinco países permanentes del Consejo de Seguridad (son quince) con derecho a veto, se siente con el poder suficiente para rechazar cualquier condena a su ataque a Ucrania, tal como ya lo hizo. Al mismo tiempo, en un acto de total soberbia y prepotencia, desconoce que su ataque a Ucrania es un acto no provocado que causará sufrimiento y viola la soberanía de ese país, también miembro de la ONU. Putin justifica su actuar, afirmando que es para “desnazificar” y “desmilitarizar” un país que por ley prohibió el nazismo y que está en todo su derecho soberano a poseer Fuerzas Armadas para la defensa de su territorio. Algo que los ucranianos, pese a todas sus guerras y amenazas, descuidaron y debieron improvisar en último momento. Y eso tiene un costo que pone en riesgo su existencia como nación libre y soberana. Dios quiera y los Patriotas escuchen, para que en Chile no ocurra lo mismo.
Los tiempos se acortan para Putin y la OTAN ha salido a desplegar una importante fuerza de Respuesta Rápida en apoyo de sus aliados en la zona de conflicto de Europa del Este, junto con Alemania y Francia que, buscando la disuasión, está dispuesta a apoyar con soldados y armamento. Disuasión que, para ser creíble, debe haber una verdadera intención y demostración del uso de la fuerza. Algo que últimamente “los buenos del mundo”, no están dispuestos a emplear y eso, lo saben “los malos”. De eso se trata en correr el cerco, tanto como la fragilidad del adversario lo permita. Después vienen las negociaciones y el cerco retrocede, pero no tanto como avanzó. ¿Les suena conocido? Lamentablemente, al alargarse los plazos, que no esperaba Putin, los muertos y heridos, tanto de civiles como de soldados no serán pocos y el oso de Europa del Este, que integra la ONU, el Consejo de Seguridad de esa misma organización y uno de las cinco potencias nucleares con derecho a veto, logrará que eso sea olvidado rápidamente por la comunidad internacional.
Finalmente, aquí en Chile, un grupo, muy similar a los separatistas rusos en Ucrania, inventa las mil maneras para destruir nuestro Estado Nación y dejarlo en condiciones de que otros, en el futuro próximo, creen múltiples “Republicas Populares” como Donestsk y Lugansk o la ciudad Federal de Sebastopol. Sumemos a aquello, las intenciones de reformar o peor aún, refundar nuestras Fuerzas Armadas y de Orden. Ucrania también tuvo “valientes soldados” que hoy soy reemplazados por civiles que resisten y mueren por su Patria, dejando niños y familias en la total desolación. Eso, porque las Fuerzas Armadas no se improvisan, su organización, doctrina, orden, preparación y entrenamiento, es algo, que jamás se debe cuestionar porque los resultados son desastrosos para la existencia de la propia Nación y altamente convenientes para quienes buscan despedazar a esta angosta y larga franja de tierra que llega hasta la Antártica chilena, lugar donde, graciosamente, un grupo separatista, podría promover una región prorrusa o prochina. Están a la vuelta de la esquina. Espero que, en el futuro, los comentaristas de temas tan delicados como estos, sumen a sus interpretaciones, comentarios y análisis, todo aquello que está ahí, pero no lo ven o lo ven, pero no se atreven a tomar una posición. No es bueno que se conviertan en comentaristas de futbol, detallando lo que todos estamos viendo y, cuando se equivoquen, tan poco es malo reconocerlo.
Christian Slater Escanilla.
Coronel (R) del Ejército de Chile.
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