¡CULPABLES!
¡Qué sociedad tan avanzada tenemos!
En Chile, parece que la democracia es vista como un trámite incómodo que solo se justifica con una buena excusa en comisaría. Uno pensaría que el derecho al voto, un privilegio que nuestros antepasados defendieron, sería tomado como una responsabilidad sagrada. Pero, al parecer, estamos demasiado ocupados para detenernos y pensar en el país que queremos.
No es de extrañar, pues quienes hoy evitan votar son parte de aquellos que hace unos años abandonaron las aulas o simplemente no lograron aprender a escribir su nombre ni a sumar 2 + 2. Jóvenes que, en vez de aprovechar la educación como una oportunidad, optaron por fabricar bombas molotov en los baños de sus colegios o por consumir y traficar drogas. Incluso, muchos abandonan sus estudios para delinquir y alimentar un consumismo desenfrenado que poco tiene que ver con responsabilidad o compromiso social.
¿Educación cívica? Eso parece un concepto arcaico. Aquí, los ciudadanos y muchos jóvenes parecen haber olvidado que cada voto y cada decisión tienen impacto en la calidad de vida de todos. Claro, es más fácil quejarse del sistema que comprenderlo y ejercer el derecho a cambiarlo.
Como sociedad, enfrentamos el desafío de reconectar a estas generaciones con el verdadero sentido de pertenencia y responsabilidad. Pero, mientras tanto, cuando el sistema no funcione, podemos seguir lanzando culpas desde la comodidad de nuestros sofás y redes sociales, sin un solo gramo de responsabilidad en los hombros. Y, en última instancia, ¿qué más se puede esperar después de varios gobiernos progresistas, 'onunistas', liberales de izquierda y una rancia burguesía de derecha? Si seguimos votando por aquellos, seguiremos a la cola de los peores países del mundo.
Comentarios
Publicar un comentario