APAGÓN EN CHILE: SÍ HUBO UN ATENTADO.
EL LÍBERO: EL APAGON PODRÁ NO SER UN ATENTADO, PERO SÍ ES UNA ADVERTENCIA.
"El Apagón" de la Energía Limpia: Cuando la realidad ajusta cuentas con la Ideología y la Permisología
Ayer, Chile vivió un apagón. No solo de luz, sino también de certezas. En cuestión de minutos, la realidad ajustó cuentas con la ideología energética y, de paso, con la permisología que ha convertido cada avance en un pantano burocrático.
Durante años, nos han sermoneado sobre la “transición energética justa y sustentable”, donde las energías limpias serían la salvación de Chile. Nos hicieron creer que las termoeléctricas e hidroeléctricas eran reliquias del pasado, símbolos de una época que debía ser erradicada. Y, sin embargo, cuando el sistema colapsó, fueron esas mismas viejas centrales las que evitaron un desastre mayor. Porque, aunque incomode a algunos, el sol se esconde y el viento deja de soplar, pero la demanda energética sigue ahí.
Pero el problema no termina en la ideología. El otro gran culpable de este apagón es la permisología, esa maraña de trámites, aprobaciones, estudios, consultas, licencias y autorizaciones que han convertido cada proyecto energético en una carrera de obstáculos interminable. ¿Cuántos parques de respaldo podrían haberse construido ya, si no fuera por la burocracia? ¿Cuántas líneas de transmisión se han quedado en el papel porque el papeleo se come los plazos?
En Chile, obtener la aprobación para una central eléctrica, una línea de transmisión o incluso una simple subestación es casi un acto de fe. Cada proyecto se enfrenta a años de trámites, decenas de organismos que deben dar su bendición y un proceso tan enredado que solo el más paciente (o el más conectado) sobrevive. Y mientras tanto, el país se sigue quedando sin capacidad de respuesta ante emergencias.
Porque aquí no se trata solo de elegir entre renovables o convencionales, sino de diseñar un sistema híbrido, donde la estabilidad del país no dependa de modas políticas ni de la burocracia paralizante. Pero no. En lugar de garantizar eficiencia y seguridad, seguimos atrapados entre la rigidez ideológica y la permisología que ralentiza todo y resuelve nada.
El apagón de ayer no fue un simple fallo técnico. Fue un mensaje claro: el país está pagando el costo de las malas decisiones y la burocracia descontrolada. Si seguimos con esta combinación tóxica de ideología y permisología, el próximo gran apagón no será solo de luz, sino de inversión, desarrollo y confianza en el futuro energético de Chile.
El apagón de ayer no fue solo un fallo técnico, fue una advertencia: Un atentado de la realidad contra la ideología y la permisología.
Por supuesto, las autoridades aseguran que fue una simple falla en la transmisión, una de esas eventualidades que pueden ocurrir en cualquier sistema eléctrico. Pero la reacción fue llamativa. Decretar estado de emergencia, toque de queda y medidas excepcionales de seguridad no es precisamente la respuesta habitual ante un apagón atribuido a ‘problemas técnicos’. Solo faltó convocar al Consejo de Seguridad Nacional (COSENA), el órgano encargado de asesorar al Presidente en asuntos de seguridad e integridad del país, un mecanismo reservado para crisis de gran magnitud. Un organismo que, para evitar las notorias 'manchas rojas' de la urticaria política, no fue citado a reunión. Sin embargo, no me cabe la menor duda de que el Presidente Boric, la tarde y noche del martes 25F, de manera directa o indirecta, conversó con todos sus integrantes.
¿Realmente se trató de una falla aislada, o estamos ante una alerta mucho más grave de lo que se nos dice? ¿Y si no fue un accidente? En un mundo donde las guerras ya no dependen de explosivos, sino de ciberataques, donde un clic en el lugar correcto puede apagar un país entero… quizás, en el momento oportuno, hasta suspender un Festival Internacional.
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