MANUAL DE CORRUPCIÓN ACTUALIZADO AL 12 DE ABRIL DEL 2025.
Falta tiempo para denunciar los actos corruptos que ocurren en este Gobierno. ¡Todos los días y a cada rato!
“No se asuste… solo estamos en manos de los mejores”
Falta tiempo para denunciar los actos corruptos que ocurren al amparo de quienes nos gobiernan. ¡Todos los días y a cada rato!
Sin necesidad de entrar en los escándalos menores del día a día —ya casi folclóricos— como los líos de faldas en horarios hábiles, las fiestas en horas de oficina, las borracheras en delegaciones, los parientes con contrato o los cargos por amistad o militancia, basta recordar que en este gobierno también han estallado algunos escándalos mayores, como el Caso Convenios, el Caso Audios, el Caso Sierra Bella o el Caso Monsalve.
Aquí, sin embargo, me limitaré a tres noticias recientes… solo tres joyas que parecen competir por un Oscar a la mejor tragicomedia del Chile que vivimos.
Acto 1: El patrimonio de todos… pero más de algunos.
El Servicio Nacional del Patrimonio Cultural aprobó el traspaso de $98.156.000 a la Fundación Salvador Allende, dinero que se suma a los ya entregados $197 millones anteriores durante este Gobierno. Todo en el marco de un fallido intento por comprar una casa con valor patrimonial, que luego sería traspasada en comodato a la misma fundación. ¡Círculos virtuosos que le llaman!
Apenas el 89,79% de estos fondos fueron destinados a gastos de personal. Y no se preocupe: la mayoría de estos trabajadores están vinculados —de forma absolutamente casual— a la familia Allende. Por suerte, las remuneraciones no pueden superar las 138 UF mensuales. Tranquilo usted, que hay límites.
Y para que no se diga que se trata de ataques personales, recordemos que la senadora Isabel Allende también fue protagonista de una escena inolvidable: declaró como terreno agrícola una propiedad con casa y piscina en Curacaví, por lo que no pagó contribuciones durante años. Consultada al respecto, su respuesta fue una obra maestra de evasión: “No recuerdo si hice el trámite correspondiente”.
Y si todo eso le parece poco, no olvide su participación en el escándalo de los falsos exonerados, donde firmó casi 600 certificados. Pero claro, solo lo hizo “en los casos que le parecieron válidos”.
Acto 2: Croque Madame y el arte del buen gusto… fiscal (con versiones para todos los paladares).
En la Embajada de Chile en Buenos Aires, mientras se promueven actividades culturales con aroma a espresso parisino, surgió una denuncia que —según el medio El Mostrador— apuntaría a un presunto fraude con facturas falsas emitidas por el mismo dueño del restaurante en el que se organizaban los eventos. Un señor que, a su vez, era funcionario de la embajada. Llamémosle sinergia.
Según esta versión, algunas boletas tendrían fecha de 2014 pero habrían sido utilizadas para justificar gastos culturales de 2023. Incluso se detectó que el mismo CUIT aparecía en eventos culturales y en menús con foie gras. Todo un festín diplomático, aunque no necesariamente con ingredientes frescos.
Sin embargo, otra versión —publicada por El Periodista— sostiene que los hechos investigados no ocurrieron durante este gobierno, sino en administraciones anteriores, lo cual, de ser cierto, cambiaría totalmente el enfoque del escándalo.
¿A quién creer? Por ahora, la Contraloría está investigando, y será ella quien tenga la última palabra. Mientras tanto, no hay conclusiones definitivas… pero sí muchas preguntas, muchas facturas, y demasiadas coincidencias como para no levantar la ceja.
Acto 3: Seguridad a toda prueba (o cuando la incoherencia no distingue colores políticos).
En Arica, una abogada con un nutrido historial profesional —más de 40 causas asociadas al narcotráfico y la migración ilegal— fue nombrada presidenta de la Comisión de Seguridad Regional. ¿Curioso? Bastante. ¿Sorprendente? No tanto. Lo paradójico es que no hablamos de una funcionaria del oficialismo, sino de alguien que ha estado vinculada al Partido Republicano y que actualmente milita en el Partido Nacional Libertario (PNL). Un recordatorio de que el descriterio puede ser perfectamente transversal.
Pero a diferencia de tantos otros personajes que se aferran a sus cargos con uñas y dientes —y que muchas veces solo salen tras largos sumarios o escándalos mediáticos—, esta abogada renunció de manera voluntaria e inmediata. Un gesto poco habitual en los tiempos que corren, y que merece destacarse, aunque no borre lo insólito del nombramiento inicial.
Por supuesto, ella agradeció la oportunidad y recalcó haber actuado con ética. Y nadie lo pone en duda. Pero tal vez, solo tal vez, habría sido más prudente mantener la experiencia judicial en el ámbito privado y no convertirla en símbolo de liderazgo en seguridad pública. Porque en Chile, parece que el mérito aún sigue siendo un arte pendiente… o un arte abstracto.
Epílogo (o cómo acostumbrarse a vivir en un país surrealista).
No hay que ser mal pensado. No hay delito alguno… todavía. Solo instituciones funcionando a su modo, con funcionarios que disfrutan del servicio público, siempre que sea bien remunerado, discreto y en familia.
Y si algo nos enseñan estas historias es que la incoherencia no es exclusiva de un sector. Los círculos virtuosos, las contrataciones familiares, los restaurantes con tickets culturales, las memorias frágiles y los nombramientos contradictorios nos confirman que en Chile el absurdo no tiene ideología, solo permanencia.
Y como si fuera poco, incluso cuando no se sabe quién fue, ya todos sospechamos cómo terminó la historia. Porque en este país, lo único que delinque —y con reincidencia— es la memoria colectiva.
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