CHILE VAMOS...¿A DÓNDE?


Humor de "El Mercurio" del 23 de abril 2025, aunque bastante más tarde de lo que se escribió en este Blog a inicios de mes, con el título "CHILE VAMOS... ¿A DÓNDE?, que lejos de ser un chiste, es la dura verdad de una decadente Casta Política, que algunos insisten en apoyar, por que siempre "algo cae".


Sábado 12 de abril de 2025:

Para aquellos que no creyeron lo que se adelantó en este blog, aquí les dejo "un datito":



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Lo afirmado el 8 de abril:

Las Primarias que dividen (aún más) a una desgastada casta política y la verdadera derecha.

Es cierto, estamos a días, quizás horas o incluso minutos, de conocer quién será el candidato presidencial del Partido Socialista, aunque pareciera obvio que será Paulina Vodanovic. 

En el resto de la tiendas, aunque otros nombres podrían aparecer, algunos no merecen mayor análisis por el simple hecho de provocar vergüenza ajena. Otros, por lo que sabemos, están ahí por muchos y diferentes motivos, desde asumir el rol ingenuo de custodio de una herencia política en decadencia hasta por ego, vanidad, dinero o una posibilidad de visibilidad para otros fines, pero en ningún caso para llegar a La Moneda. Por lo tanto, me centraré en los actores que realmente están marcando la pauta en este momento.

En el espectro de la centroderecha, Evelyn Matthei lidera las encuestas, pero hay que reconocer que su estilo populista y su tendencia a acomodar el discurso según la ocasión generan más dudas que certezas. Su afán de conquistar a la centroizquierda refleja una ambigüedad que no es precisamente lo que se necesita en un momento en que el país clama por definiciones claras y propuestas concretas.

No hay duda de que, de llegar a La Moneda, Matthei encabezaría lo que sería el "tercer gobierno de Piñera", caracterizado por promesas incumplidas y falta de coherencia hacia las Fuerzas Armadas en general y al sector pasivo de esas instituciones, en particular. Basta recordar la reunión de Piñera en 2010 con exuniformados en el Club Español, donde prometió apoyo y respaldo a los militares y policías en retiro, pero luego, no solo no cumplió con lo prometido, sino que muy por el contrario, abrió decenas de nuevas persecuciones para exuniformados, lo que generó descontento y decepción en ese sector. Además, se suman elementos como las desastrosas Reglas de Uso de la Fuerza (RUF), la permisividad ante el terrorismo en la Araucanía, el cierre del Penal Cordillera, el fallido y mal llamado 'Comando Jungla' sin respaldo legal alguno y la falta de investigación sobre los actos delictivos del octubrismo, que nunca se abordaron con seriedad.

Por otro lado, Evelyn Matthei ha tenido un discurso contradictorio respecto al Gobierno Militar y el General Pinochet, pasando de alabanzas en vida a oscuros y cuestionables comentarios posteriores. Esto refleja la inconsistencia y la falta de una postura clara, que ahora RN y la UDI parecen estar respaldando bajo el pretexto de proteger su figura, mientras EVOPOLI parece haber desaparecido del mapa político de Chile Vamos, al punto de que no extrañaría que incluso terminen apoyando a Carolina Tohá.

Por otro lado, José Antonio Kast sigue consolidándose como el candidato más cercano en el ámbito de la derecha. A diferencia de Matthei, Kast representa una verdadera derecha que busca recuperar el terreno perdido y establecer un liderazgo claro y comprometido. Su experiencia, honorabilidad y nobleza no lo convierten en el candidato de los pillos de derecha ni mucho menos de izquierda. Es justamente esa integridad lo que espanta a los corruptos, que parecen vivir bajo la premisa de "nada te pido Señor, solo dime dónde hay". Kast no adapta su discurso para agradar a todos, lo que lo hace más creíble y consistente frente a un electorado que busca liderazgo claro y comprometido.

En cuanto a Johannes Kaiser, representa una derecha más dura, que ha sabido construir un nicho respetable. No obstante, es posible que haya alcanzado su techo político, en parte porque le falta experiencia y un equipo sólido que respalde sus propuestas. Sin embargo, sería un error subestimarlo, ya que podría sorprender con alguna jugada estratégica antes de la primera vuelta o incluso inmediatamente después del resultado, demostrando –aunque sus adversarios lo tengan como membrillo colegial– que aún tiene cartas por jugar en el tablero político. Quizás, después de tantos ataques por dirigir su candidatura desde el cargo de diputado, sea el momento de dar un paso al costado, como sí lo han hecho algunos de esa desgastada derecha tradicional, y pensar en el Senado. No queda mucho tiempo para saber qué resolverá finalmente. Sé que ha dicho que "no se bajará", pero también comprendo que cada día tiene su afán.

En 2025, las primarias parecen tomar caminos muy distintos para la izquierda y la derecha. Mientras la izquierda ve en ellas una oportunidad para reordenarse y superar la desgastada figura del Presidente Boric, la derecha enfrenta un escenario más complejo, con múltiples fuerzas intentando marcar territorio dentro de un mismo espacio.

En la izquierda, las primarias se perfilan como una instancia para dejar atrás una administración marcada por vaivenes y errores políticos, y proyectar una nueva imagen ante el electorado. Figuras como Carolina Tohá, Jeannette Jara, Gonzalo Winter, Vlado Mirosevic, Marco Enríquez-Ominami y Paulina Vodanovic podrían representar distintas sensibilidades dentro del sector, ofreciendo una gama de alternativas que permitirá definir el rumbo de la centroizquierda para los próximos años.

En la derecha, en cambio, las primarias generan tensiones más que certezas. La convivencia entre los partidos tradicionales (RN, UDI y Evópoli) y los emergentes (como Republicanos y Nacional Libertario) ha estado marcada por diferencias de estilo, enfoque y diagnóstico del país. Mientras algunos sectores insisten en mantener las fórmulas ya conocidas, otros proponen una renovación más profunda.

Este cuadro ha dificultado la generación de una propuesta unitaria. En vez de articular una visión común, algunas figuras —como Evelyn Matthei— parecen más interesadas en atraer al votante de centroizquierda, al progresismo e incluso a los discursos que impone la dictadura de la diversidad, que en cuidar o fortalecer la relación con la derecha conservadora o la llamada derecha dura. Para muchos, esta actitud refuerza la percepción de una centroderecha más preocupada por mimetizarse con sus adversarios históricos que por construir una alternativa sólida y coherente. Así, más que enfrentar con claridad a la izquierda, persisten señales contradictorias que terminan fragmentando el mensaje y debilitando la credibilidad del sector. A diferencia de la izquierda, que suele priorizar su unidad electoral a pesar de sus diferencias internas, la derecha ha enfrentado dificultades para articular una estrategia común.

Habrá que ver si, en los meses venideros, la derecha logra encauzar sus diferencias hacia una propuesta coherente que genere gobernabilidad y estabilidad. De lo contrario, corre el riesgo de llegar a la elección presidencial sin haber resuelto sus conflictos internos y sin ofrecer al país una alternativa clara y unida.

Además, retomando lo ya comentado sobre candidaturas testimoniales, hay un factor que complica aún más al sector de Chile Vamos: la situación de Ximena Rincón. Pese a que su nombre había sido considerado como una opción para dar diversidad a una eventual primaria presidencial, la imposibilidad legal de competir —por no haber logrado la constitución nacional del partido Demócratas en todas las regiones del país— ha cerrado esa puerta. Esto deja a la senadora prácticamente fuera de carrera, al menos en el marco de las primarias oficiales.

Ante este escenario, en Chile Vamos comienzan a surgir dudas sobre el sentido de realizar una primaria con una oferta tan limitada. La posibilidad de que se reduzca solo a Evelyn Matthei y Rodolfo Carter no genera entusiasmo en todos los sectores. Algunos rechazan abiertamente la inclusión de Carter, mientras otros cuestionan la falta de previsión respecto al escenario legal que terminaría excluyendo a Ximena Rincón.

Lo que sí parece evidente es que los partidos de Chile Vamos están utilizando estas condiciones para maniobrar a favor de Matthei, siendo Renovación Nacional quien llevará la voz cantante. Con la presidencia de ambas cámaras del Congreso en sus manos, ya han manifestado abiertamente —como lo hizo su jefe de bancada Henry Leal— su intención de "proteger a Matthei", lo cual demuestra que no habrá una competencia abierta ni transparente dentro del sector.

Resulta irónico y revelador que RN hoy se erija como el principal defensor de Evelyn Matthei, cuando fue ese mismo partido el que el 15 de diciembre de 1992 protagonizó un escándalo político de proporciones: tras la difusión de una conversación telefónica privada entre Sebastián Piñera y Pedro Pablo Díaz, cuyo objetivo era perjudicar a la entonces diputada Matthei, el Tribunal Supremo de RN sancionó a Matthei con 10 años de expulsión por facilitar dicha grabación, mientras que Piñera recibió una simple reprimenda por competencia desleal.

Este episodio, que debería avergonzar a cualquier colectividad seria, evidencia la lógica de conveniencia, impunidad y falta de principios que caracteriza a esta sucia, corrupta y desgastada casta política. Hoy, los mismos que se traicionaron entre sí hace tres décadas, se reparten los espacios de poder como si nada hubiera pasado, volviendo a levantar a quien antes desecharon. Así funciona el sistema que tantos ciudadanos están comenzando a cuestionar.

Mientras tanto, la izquierda avanza con un abanico amplio de postulantes, proyectando una primaria que, al menos en forma, podría resultar más competitiva y atractiva para el electorado. En contraste, la derecha corre el riesgo de desgastarse en una competencia interna sin suficiente diversidad, lo que podría afectar tanto la participación como la legitimidad de su carta final para la presidencial de 2025.

En la centroizquierda, Carolina Tohá va perdiendo terreno ante la posible irrupción de Jeannette Jara. Aunque esta última podría hacer cierto daño en el corto plazo, su vínculo directo con el Partido Comunista la convierte en una figura que difícilmente logrará consolidarse a largo plazo. La polarización juega en su contra y limita su capacidad de atraer votos fuera de su núcleo duro.

En definitiva, el escenario se perfila con una centroderecha donde Matthei, pese a liderar las encuestas, genera desconfianza por su falta de consecuencia y su cercanía al legado de Piñera. Kast, en cambio, se consolida como una figura que, lejos de los corruptos y oportunistas, propone un liderazgo firme y honesto. Por su parte, Kaiser, aunque enfrenta el desafío de fortalecer su equipo y consolidar su experiencia, sigue siendo un actor que no debe ser descartado. En tanto, la centroizquierda sigue buscando un liderazgo claro que logre generar confianza en un contexto político marcado por la incertidumbre.

Finalmente, quisiera aclarae que para escribir esta líneas, no me mueve el odio ni la nostalgia. Me mueve la responsabilidad. Me mueve el deber. Y como un patriota más —no un patriotero—, me sumo a lo que muchos piensan con claridad: que Chile merece algo mejor que esta casta mediocre. Y que ese “algo mejor” solo nacerá cuando el pueblo deje de esperar y comience a actuar, con coraje, con memoria y con amor verdadero por la patria, que no es otra cosa que el profundo reconocimiento a lo más esencial del ser humano: amor, unidad, pertenencia, respeto y compromiso con lo que nos forma, nos sostiene y nos trasciende: la familia. Algo que se resiste a desaparecer y que, a través de la terraza de mi departamento, desde distintos rincones del barrio, las escucho casi todos los días cantado el ¡cumpleaños feliz!  de algún miembro de cada familia, cuya suma se llama: Chile.

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