@CHAOBORIC

Cuando la diplomacia se convierte en espectáculo ideológico.

"...Un verdadero estadista habría hecho lo contrario: mantener al embajador en Israel, sostener los vínculos de Defensa, y establecer —como gesto serio y equilibrado— un Agregado Militar en Palestina, Estado que Chile reconoce desde 2011..."

THE TIMES EN ESPAÑOL: AGREGADO MILITAR EN PALESTINA.

“Como Presidente de la República y Jefe de Estado…” —esa será, con toda probabilidad, la frase con la que Gabriel Boric intentará transformar un gesto menor en una declaración histórica durante su próxima Cuenta Pública. Con tono mesiánico y el ego inflado, presentará el retiro de los agregados militares en Israel como una acción valiente, moralmente superior. Pero la verdad es otra: el embajador ya había sido retirado hace meses, y el Encargado de Negocios seguirá allí, colgado de un largo elástico diplomático. Técnicamente no hay ruptura. Políticamente, ya ocurrió.

Mientras tanto, el país enfrenta escándalos reales: ProCultura, licencias médicas fraudulentas, una catástrofe en Puerto Varas… y sin embargo, el gobierno lanza su “macabro dulcecito”: una maniobra cuidadosamente calculada para encender titulares, distraer al país y consagrar una moral selectiva. Porque, para Boric, las vidas palestinas —incluso las de miembros de Hamas— parecen importar más que las de los ucranianos. Contra Rusia, silencio. Contra Hamas, comprensión. Contra Israel, condena.

Pero lo más grave es lo que esto rompe.

La diplomacia chilena, durante más de siete décadas, supo mantener canales abiertos incluso en los contextos más difíciles. Boric, en cambio, decidió cerrarlos sin consultar, sin debatir, y sobre todo, sin estrategia.

Hoy, con la embajada vacía y sin representantes de Defensa, Chile ha perdido el acceso a información crítica y se ha autoexcluido de toda capacidad de observación directa. Un verdadero estadista habría hecho lo contrario: mantener al embajador en Israel, sostener los vínculos de Defensa, y establecer —como gesto serio y equilibrado— un Agregado Militar en Palestina, Estado que Chile reconoce desde 2011. Y aunque geográficamente, puedan compartir un similar territorio, eso es ser valiente y la única manera de tener una visión autónoma, independiente, completa y contribuir, con equilibrio y conocimiento, a la paz.

Pero aquí no hay diplomacia. Solo hay ideología. Solo hay cálculo. Solo hay obediencia interna a ciertos sectores. Y lo más preocupante: ni el canciller Van Klaveren ni el Congreso han tenido el valor de cuestionarlo.

Como contraste, basta mirar a China: una potencia milenaria, con una política exterior seria y pragmática, que jamás rompió relaciones con Chile, ni siquiera durante los años más duros del régimen militar. Porque las naciones sabias no improvisan vínculos internacionales por razones ideológicas del momento.

Los invito a leer el análisis completo en el blog publicado el día miércoles 28 de mayo de 2025:

LA DIPLOMACIA DE CHILE EN MANOS DE UN ESCOLAR. (Haga "clic" sobre las letras azules.

Una mirada crítica, fundamentada y sin rodeos sobre cómo la diplomacia chilena ha sido puesta al servicio del relato, no de los intereses nacionales.

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