¿Y QUÉ HAREMOS?

GENERAL MANUEL BAQUEDANO GONZALEZ.



[Actualización – Junio 2025]

Mientras se anuncia el retorno del Monumento al General Baquedano a su lugar original, otra noticia pasa casi desapercibida: el mausoleo del propio General, en el Cementerio General, ha sido nuevamente vandalizado. Las imágenes publicadas por El Mercurio  y EX - ANTE, no solo revelan el abandono material, sino el deterioro moral de una sociedad que ya ni siquiera respeta a sus muertos. Lo simbólico se degrada, lo histórico se olvida, y lo patriótico se ridiculiza. Lo advertimos, y hoy lo confirmamos: no es solo piedra lo que se rompe, es la dignidad de una Nación que no se atreve a defender ni su memoria.

Todo puede reponerse, repararse o reconstruirse, sí. Pero para que ello sea efectivo, deben existir las medidas de protección necesarias y que correspondan. De lo contrario, una vez más seremos derrotados por las fuerzas de la deconstrucción y el avance sistemático de esta Revolución Cultural que no busca sanar, sino borrar.


Y al respecto —así como la nueva, eficiente y eficaz Contralora nos está demostrando que sí existen procedimientos para perseguir, denunciar y sancionar a los delincuentes— es justo preguntarse, más allá de quién tenga la responsabilidad formal sobre el cuidado de los monumentos nacionales:

¿y nadie va a hacer nada?



¿Y DE QUÉ SE EXTRAÑAN?

Esta semana, Chile volvió a estremecerse: profanadores de tumbas en el Cementerio General —quienes incluso asistieron a una misa y a un velorio— destruyeron lápidas, manipularon restos humanos y convirtieron un lugar sagrado en un escenario de barbarie.

¿Y de qué se extrañan?

¿Acaso no es consecuencia directa del abandono de nuestros símbolos, de los indultos presidenciales,  de la cobardía de muchos y del ejemplo nefasto de autoridades que no supieron estar a la altura?

Porque recordemos que el Monumento al General Baquedano y la tumba del Soldado Desconocido, donde por décadas se rindieron honores patrios y se realizaron ceremonias encabezadas por presidentes y altos representantes del Estado, fueron profanados y luego escondidos, como si la historia nacional fuera motivo de vergüenza.

Y no. Este no era un monumento del Ejército de Chile ni estaba bajo su custodia. Fue la Nación —a través del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio— la que tenía la responsabilidad de protegerlo. El mismo ministerio que, con recursos públicos, hoy permite la exhibición de banderas chilenas pintarrajeadas y teñidas de rojo en museos estatales.

Si no fuera por el actuar oportuno del propio Ejército, que rescató el monumento antes de su destrucción total, hoy solo quedarían ruinas.

Pero lo más doloroso no es la violencia: es la renuncia. Renuncia a defender lo que representa. Renuncia a reinstalarlo. Renuncia a honrar el valor, el sacrificio y la historia.

Se lo sacó por “razones de seguridad”, se lo escondió por “razones políticas”, y hoy… se guarda en silencio, como si todo esto fuera normal.

Esa es la verdadera profanación: cuando los símbolos patrios dejan de tener quien los defienda.

Y no nos engañemos: los profanadores del Cementerio General no nacieron de la nada. Son hijos de una época que relativiza el honor, ridiculiza lo patriótico y desprecia su historia.

Por eso, cuando el vandalismo llega a los cementerios, no estamos frente a una sorpresa: estamos viendo el resultado lógico de años de claudicación cultural, política y moral.

Y mientras tanto....La mayoría sigue en lo suyo. Algunos planifican las vacaciones de invierno, el fin de semana en Farellones o la escapada a Portillo.

Otros están más preocupados de si su candidato “va bien en las encuestas”, por que sabe que siempre "algo puede caer".

Y el resto… simplemente aprendió a sobrevivir entre ofertas de susupermercado, el regreso del sarampión, bonos del Gobierno y realities.

¿Entenderán alguna vez que estamos perdiendo una batalla silenciosa pero decisiva?

¿Que la izquierda progresista —sin mayor resistencia— ha logrado lo impensado?

Porque, mientras ellos avanzan con decisión, ocupan espacios, instalan sus símbolos y reescriben la historia, la derecha amarilla sigue calculando conveniencias, midiendo costos y escondiéndose detrás de eufemismos.

Así se pierden las naciones: no por un estallido delictual, sino por mil renuncias. Una tras otra. Hasta que ya no queda nada que defender…

…ni nadie dispuesto a hacerlo.

Y todavía se preguntan…

¿De qué se extrañan?




 



Comentarios

  1. El ejército debería exigir su reposición en el lugar que siempre debe estar, sino quién?

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  2. Excelente comentario de una situación que demuestra, la paulatina perdida del respeto por nuestra historia, cultura y los valores que han caracterizado al pueblo chileno.
    Es fundamental, contrarrestar el proceso destructivo cultural que lidera la extrema izquierda, con políticas educativas nacionales, que retomen los valores debilitados.
    Una gran tarea para el próximo gobierno.

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  3. ¡¡Créanme COMPATRIOTAS!! ¡¡Que al ver y leer esta NOTICIA, tan bien detallada!! ¡¡ME DOLIÓ EL ALMA, SENTÍ VERGUENZA AJENA!! Y me pregunto ¿DE QUÉ VIENTRE SALIERON ESTOS ANORMALES, ENFERMOS MENTALES? ¡¡AVALADOS POR PARTIDOS POLÍTICOS, QUE NO DEBERÍAN EXISTIR!! ¡¡PORQUE LOS ADHERENTES A ESOS PARTIDOS!!
    ¡¡SON LOS MISMOS COBARDES QUE DESTRUYEN Y NO RESPETAN
    NADA!! ¡¡ESOS NO TIENEN DIOS NI LEY!! ¿Y NOSOTROS SOMOS SIMPLES ESPECTADORES? ¡¡MÁS COBARDES QUE ESOS CANALLAS DELINCUENTES!! ¡¡QUE COMETEN ESTOS CRÍMENES ALEVOSO!!
    ¡¡MALDITOS DEMONIOS SALVAJES!!

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  4. Excelente comentario, que demuestra el desprecio por nuestra historia y cultura nacional no solamente de los autores de esos delitos, sino que también, de las autoridades que con su inercia, lo han permitido.

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